Orquestra de Cambra Catalana

Emoció Simfònica

Carles Baguer (1768-1808) Simfonia en Sol M

Max Bruch (1883-1920) Kol Nidrei op. 47

Pietr I. Txaikovsky (1840-1893) Andante Cantabile del Quartet n. 1 op. 11

Ernst Bloch (1885-1977) Prayer

Franz J. Haydn (1732-1809) Simfonia Fúnebre n. 44

 

Òscar Alabau, violoncelo

Orquestra de Cambra Catalana

Mariló Carrillo, directora

El Adagio de la Sinfonía Fúnebre es la música que Haydn pidió que se interpretara en su propio funeral: la nostalgia y la tristeza, el ser confrontado en la muerte canalizadas a través de esta música llena de emociones. En esta sinfonía Haydn nos presenta el Menuet, que es un canon en diapasón, a la octava, como segundo movimiento, en ninguna parte de mantenerlo en el tercer movimiento como era costumbre. Las disonancias y los juegos cromáticos y rítmicos crean el contraste que pose de relevo el dramatismo de esta música plenamente inmersa en el movimiento del Sturm und Drang de la época.

Haydn era ya un músico conocido en la Península, lo demuestra el hecho que la cofradía de Cádiz le encargara una obra para celebrar la Semana Santa: Las siete Palabras de Cristo a la Cruz. Esto nos puede dar una idea de la influencia que su música ejerció en compositores con vocación simfonista como es el caso de Carles Baguer que adoptó, por ejemplo, la sinfonía en cuatro movimientos. Era también costumbre en la época atribuir la propia música a compositores famosos y esto es el que hizo Carles Baguer con esta Sinfonía en Sol M, la cual fue grabada por la Orquesta de Cámara Catalana el 1993.

Junto a estas dos sinfonías, Òscar Alabau nos ofrece tres obras muy representativas de la literatura para violonchelo. Un adagio de Max Bruch consistente en una serie de variaciones sobre dos temas de origen judío: el primero proviene de la declaración Kol Nidre que se lee en el servicio del anochecer del Yom Kippur, imitando la rapsodia del cantor que lleva la liturgia a la sinagoga, el segundo una canción que Lord Byron recopiló a su colección de melodías hebraicas. El Andante Cantabile: una canción popular que Txaikovsky sintió silbar su hermana inspira esta melodía romántica capaz de hacer llorar de emoción a Leo Tolstói. Notas que ríen y suspiran y se funden, que lloran, se enfadan y vuelan como un cristal roto. Acabando con la Plegaria reflexiva, emocionalmente intensa y expresiva de Bloch, que intenta capturar el espíritu y alma judías complejas y ardientes, elaborada a partir del motivo inicial de cuatro notas en modo menor.